sábado, 7 de noviembre de 2009

LA PARROQUIA, CASA DE LA FAMILIA CRISTIANA

Hace unos días en una reunión del Consejo Pastoral, nuestro párroco Don José Antonio, nos presentó el Plan Pastoral Diocesano 2009-2013.

Como objetivo central para estos cuatro años se propone el siguiente: La Parroquia, casa de la familia cristiana, con cuatro aspectos a tener en cuenta: La parroquia tiene que ser escuela de la Palabra y de la fe, comunidad que celebra los sacramentos, espacio privilegiado para la caridad, y experiencia viva de conversión, testimonio y misión.

Para llevar a cabo este plan pastoral, cada grupo nos hemos reunido para reflexionar sobre su contenido y presentar propuestas, ideas y sugerencias que hagan realidad el mismo en el seno de nuestra parroquia.

Nuestro grupo así lo ha hecho comprobando con sorpresa cómo desde el plan se nos propone revitalizar la parroquia, objetivo que nos habíamos marcado a comienzo de curso...

Y sobre esta idea hemos reflexionado: revitalizar nuestra parroquia para que sea "casa que acoge, llama y envía".

Partimos de la realidad que vivimos: nuestra Comunidad cuenta con un pequeño número de jóvenes, lo que marca el carácter de las celebraciones y de las actividades que realiza.

Hemos analizado los motivos por los que los jóvenes no participan de la Eucaristía, llegando a la conclusión que "ponemos escusas tontas para no asistir porque no se ha descubierto el misterio que en ella se celebra".

Todos coincidimos en dos aspectos:

1) "Ir a misa" es motivo de risa entre nuestros amigos, aunque nosotros "no nos avergonzamos de ello". En nuestro ambiente de amigos se da por supuesto que nadie va a misa...

2) Nosotros mismos hemos puesto hasta hace poco "escusas tontas" para no ir a misa: lo temprano de la hora; no tenemos tiempo por los estudios; "no nos podemos reír porque todo el mundo está muy serio"; te sientes solo porque no hay otros jóvenes; no tienes motivos, ni ganas para ir...

Ahondando en nuestras Eucaristías encontramos que les faltan alegría, vemos demasiadas caras serias cosa que no entendemos si asistimos a una celebración, quien celebra se siente alegre, contento...

Tal vez sería necesario actualizar un poco el lenguaje empleado en la liturgia, hacerla un poco más cercana, explicando los símbolos y signos que se utilizan.

Para que los jóvenes acudan a la Eucaristía, es necesario que nos sintamos partícipes de ella, es decir, que no seamos meros espectadores sino parte activa, sabiendo disculpar y entender el resto de la Comunidad nuestros fallos y nuestra espontaneidad en algunos momentos de la celebración.

Nuestra experiencia de estos meses nos hace caer en la cuenta de que la música ha sido ese "empujón" que necesitábamos para lanzarnos a la aventura de descubrir el sentido y la necesidad de reunirnos en Comunidad junto al pan que se parte y se reparte.

Hasta tal punto la música nos une y nos motiva, que siempre acabamos "alabando a Dios" con nuestros cantos al finalizar nuestras reuniones.

Del mismo modo a la propuesta presentada por nuestro párroco de "instituir" la "Misa de la Familia", pensamos que ésta debería celebrarse en lo que hasta ahora hemos llamamos "Misa de niños", ya que están orientadas a que padres y niños participen en ella. El Domingo es el día del Señor y el día de la familia. ¡Qué mejor manera de celebrarlo que acudiendo a la parroquia por la mañana!

Éstas son nuestras conclusiones... aunque seguimos madurando y reflexionando el plan pastoral. Si deseas expresar tu opinión o hacernos llegar alguna propuesta, no dudes en dejar tu comentario.


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