En la noche del pasado viernes día 28, un grupo de jóvenes (entre ellos muchos de nuestra parroquia), quisimos responder a la invitación que nos hicieron las hermanas franciscanas clarisas de tener un encuentro de oración ante el Santísimo Sacramento, a modo de clausura de los actos conmemorativos del octavo centenario de la creación de la orden y del quinientos cincuenta aniversario de la fundación del convento en nuestra ciudad.
Sin duda fue una magnífica oportunidad para descubrir desde el silencio, desde la calma, desde el sosiego... a Jesús Sacramentado, a Dios toda inmensidad que quiso quedarse en un pequeño trozo de pan, a un Dios pequeño pero inmenso a la vez.
Los cantos, los signos, la presencia de Dios en la custodia, nos hicieron descubrir aún más su amor, cómo Él nos ama y nos llama, como Él nos busca y nos espera.
Tal vez en nuestro día a día, no tengamos muchas oportunidades de descubrir la sencillez de Dios, de descubrir cómo Él nos habla desde el silencio y la quietud de un pequeño trozo de pan.
Tod@s, desde el más profundo de los respetos, le presentamos algunos de los momentos más significativos de nuestra vida y a aquellas personas que de una manera u otra, marcan nuestro camino, simbolizados en un sencillo trozo de cuerda que pusimos a los pies de la custodia, en señal de adoración y agradecimiento.
Al finalizar la oración, algunas de las hermanas quisieron compartir con tod@s un canto que acompañaron de una danza a la que nos sumamos, aunque a muchos nos haría falta más de un ensayo para coordinar brazos y piernas...
