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A veces cuesta hablar en tu nombre. O decir creo en Ti. A veces me hacen sentir un bicho raro. En clase, en el trabajo, hasta en la familia... por tomarte demasiado en serio. Por buscar que tu Evangelio sea más que un rumor. Da miedo la burla y golpea la indiferencia.
Sí, Señor, perdona que te lo diga, pero tu Evangelio es exigente y a veces me asusta vivirlo. A veces no me lo pones fácil, a veces callas tanto, descolocas mis expectativas, no te siento, no te encuentro, no te entiendo... y casi pienso, que juegas conmigo... hasta que me doy cuenta que ésa es tu grandeza, derbordar una y otra vez lo que intuyo, aparecer siempre de nuevo, irte desnudando de capas, para mostrarte ante mí cada vez más hondo, más simple, más AMOR.
No permitas que deje de buscarte. Ayúdame a creer en Ti. Ayúdame a creer con valentía, con pasión, con hondura, con amor...
No me dejes perder el coraje, la sed, el deseo de búsqueda. No dejes que venza el silencio, la comodidad.
Áyúdame a creer en Ti.
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