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Nuestro deseo ha sido poner un pequeño grano de arena con nuestra presencia y participación en la Eucaristía. Tal vez, por nuestra juventud, vivimos y tenemos una mirada diferente, demandando algo distinto en nuestras celebraciones... pero del mismo modo comprendemos que debemos aprender de quienes nos preceden en la fe y nos enseñan con una especial sabiduría, que debemos llevar con calma y sosiego a Dios en nuestros corazones.
El final de la celebración ha tenido un marcado sabor de unidad, al juntar nuestras voces a la del coro de la parroquia, quienes nos han acogido con ilusión como "refuerzo" que nos hace sentir aún más la grandeza de quien canta y alaba a Dios.
Una nueva experiencia que llena un poquito esa mochila que llevamos como testimonio de todo lo que vamos recibiendo y que desde este blog queremos compartir con el que hasta él se acerca.
Dicen "que como muestra un botón...". Pues ahí lleváis una muestra de lo que fue la celebración en unos mini-vídeos en los que se pueden escuchar la antífona del aleluya cantada por nuestro diácono José Antonio y el último estribillo de la canción conjunta con el coro parroquial "Seréis mis testigos".
La calidad no es muy buena, pero fueron grabados espontáneamente desde una cámara de fotos...
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